¿Quién soy?

domingo, 5 de julio de 2015

Adiós...

Ni siquiera sé como empezar esta carta. Es probable que tú y yo ya nos hayamos dicho todo, y ni siquiera sea necesaria. Pero una parte de mi me dice que tengo que escribirte esto. Lo más seguro es que no leas nunca esta carta, pero ''nunca'' es una palabra demasiado fuerte como para emplearla en estos casos.

Lo fuiste todo para mi. Mi ejemplo, mi apoyo, mi espejo. En ti veía reflejada, hace no tanto tiempo, la vida que yo quería vivir. Sí, quería ser igual que tú. Quería tener tu pelo, tu risa, tu mirada; quería estudiar la misma carrera que tú. Quería que mi ropa fuese igual a la tuya, y salir con mis amigas igual que lo hacías tú. Imaginaba mi futuro contigo a mi lado, ¿sabes? Pensé que el primer día que pisara una discoteca, tú estarías ahí conmigo, justo a mi lado, intentando protegerme, como si nada malo pudiera ocurrirme. Lo fuiste todo para mi. Un todo que ahora mismo veo convertido en un nada. Quizás durante estos años, haya albergado una mínima esperanza de que todo volviera a la normalidad, de que todo lo que ocurrió se viera convertido en cenizas. Pero ahora... Me cansé de esperar. Simplemente veo que ya es hora de caminar sin tener la presión de estar esperándote. Porque sí, ambas hemos crecido, pero tú... Te alejaste de mi.

Te prometo, desde lo más profundo de mi, que a pesar de todo, esa niña que hace tiempo fui, seguiría contigo, pasara lo que pasara, siempre. ''Siempre'', odio esa palabra. No creo en los ''para siempre'', y quizás me lo enseñaste tú. Contigo, esa palabra habría funcionado a la perfección. Sin embargo, perdí la ilusión y la esperanza en personas como tú. En alguien al que yo le daba todo, y que pensaba que me lo daba a mi también. Un buen día, no supe nada más de ti. Desapareciste, te escondiste de mi, y me destrozaste por dentro. Pocas personas se dieron cuenta de ello, podría decir que ninguna. Lo ocultaba bien. ¿Y sabes por qué no expresaba lo que sentía? Porque simplemente, no te lo mereces. Y si te lo mereces, no me lo has demostrado.

Por causas ajenas completamente a mi, me dejaste de lado, te fuiste sin más. Pasaste a ser el todo de aquella niña que un día fui, para convertirte en un vago recuerdo. Un recuerdo que aún dolía, hasta hoy. Ha llegado el momento de decir adiós. Quizás no un ''adiós'' a ti como persona, sino un ''adiós'' a lo que fuimos hace no tanto tiempo, aunque tú probablemente ya lo habrás olvidado. Y si no lo hiciste, te ruego que no me busques más. No busques en  la relación que tuvimos en el pasado, porque a partir de ahora solo será un bonito recuerdo, que ya no va a doler nunca más. Me hiciste daño, mucho. No solo a mi, sino también a gente muy importante para mi. Te fuiste dejando huella, marcando nuestras vidas. Te fuiste, y yo pensé que regresarías de nuevo, a mi lado. Sin embargo, no lo hiciste.

Ahora, yo me compro mi propia ropa; yo elijo mi carrera, que por suerte, o por desgracia, no es igual que la que tú escogiste. Sí, ya he entrado en una discoteca, y tú no estabas ahí para cuidarme. Tampoco lo estarás para regañarme si me ves paseando de la mano con un chico, tú me entiendes. Porque tú y yo teníamos un código especial, algo que la vida nos había brindado, por el simple hecho de haber crecido de la mano. Pero en realidad, tengo que darle gracias al destino por haberte alejado de mi a tiempo. Probablemente ahora, no duela tanto. O quizás sí, pero ya no.

Me encantaría terminar esta carta, diciéndote lo mucho que te quiero, pero estaría mintiendo. Para mi, solo eres una persona más, alguien que ya no significa nada. No te preocupes, no te guardo ningún rencor. Viviremos vidas separas a partir de este instante, y tan solo nos unirá esa niña que vivía por y para que tú la mirases con ojos orgullosos. Y siempre nos quedará eso, un pasado que debería formar parte de nuestro futuro, pero que tú decidiste cambiarlo. No sufras, no te culpo por ello. Quizás sea la vida, el destino, ¡vete tú a saber!

Te deseo suerte en la vida, y lo hago de corazón, tan sincero como mi sentimiento más profundo. Vas a tener un hueco en mi memoria, aunque te prometo que solo serás eso, un recuerdo que poco a poco se diluirá, hasta convertirse en cenizas.

Lo siento, de verdad que lo siento, pero la última palabra sincera que oirás de mis labios será un triste y sincero ''adiós''.

No hay comentarios:

Publicar un comentario